Juan Carlos Maldotti: “Al haber demasiadas carreras se pierde un poco la calidad”

(Programa 2: 16/03)

Es uno de los cuidadores más respetados, tiene cuatro hijos: tres mujeres y un varón (Sebastián) que ya forma parte de su equipo de trabajo. Minucioso en sus labores cotidianas y apasionado por su profesión dialogó con Pasiones Populares:

¿Cómo es un día normal de trabajo?

Es levantarse bien temprano, las pistas las empiezan a dar a las seis y media de la mañana mas o menos hasta las once. Después hay que hacer las inscripciones para los caballos que van a correr en el curso de la semana.

El martes es un día de mucho trabajo porque se realizan las corridas preparatorias para la semana.

¿Cómo se lleva con la rutina?

Hay carreras todos los días. Palermo, San Isidro, pero es una rutina a la que uno está acostumbrado y no te cuesta ningún trabajo. Cuando te acostumbras la rutina no te pesa, sobre todo cuando lo haces de alma. Lo mas lindo de todo es estar trabajando en lo que uno le gusta y le apasiona. Es un trabajo y aparte es una felicidad. El turf es una pasión y se vive de tal forma.

¿Cómo sería un gran momento?
Es ver coronado un buen año habiendo ganado algún clásico importante o más de uno. Pero lo que te hace bien es lo que al propietario del caballo le hace bien. Cuando está contento con tu labor, no vale estadística, sino dejar conforme a la gente que banca la cosa.

¿Y situaciones desagradables?

Cuando en las carreras importantes tenés  caballos competitivos y te sale mal o no corrió acorde a tus expectativas, sobre todo en los primeros instantes posteriores a la carrera,   porque hasta que no tengas un panorama cierto de alguna lesión menor o algo que pueda haber sucedido que no lo podés medir en ese momento es un desconcierto total. Después viene la revisación del veterinario y puede venir un justificativo o no, pero es una cosa natural de la actividad. Si todos los caballos que andan bien  o son favoritos ganasen sería todo mucho mas fácil, pero no es así.

¿Por qué ya no aparecen cracks o “caballos del pueblo” como se los denominaba antiguamente?

Cracks aparecen, en menor escala, pero se hace muy difícil por la programación o por las exigencias, de repente en cuádruple coronado. Se hace cada vez mas duro, los potrillos empiezan a correr muy temprano. Pero este año hemos tenido la suerte de sacar una campeona. Me fue muy grato cuando faltaban trescientos metros para ganar el Selección, la yegua ganó por  varios cuerpos y la gente aplaudiendo, eso es lo que yo digo el caballo del pueblo.

¿Cómo están a nivel premios?

A nivel premios estamos muy bien en lo económico. Con un esfuerzo mancomunado de toda la actividad podríamos estar mejor. Lo que se paro un poquito, que daba alivio muy grande a los propietarios, era la venta al exterior, que hoy se frenó mucho. Nuestro comprador número uno era EE.UU. y hace rato que no compra otro caballo. Entonces van a otros destinos pero en menos cantidad.

Carlos y su hijo Sebastián.

¿Por qué hay cracks que terminan por no alcanzar su máximo nivel?

Creo que es un problema de programación, a los cracks hay que cuidarlos y  buscarles una campaña lomas limpia posible. Y no tentarse por los dos hipódromos, hay que agarrar un solo horizonte: Palermo o San Isidro.

¿Existe una saturación en los programas?

Yo no se si satura pero hay demasiadas carreras, y al haber demasiadas se pierde un poco la calidad. Lo que hemos perdido también son las carreras de distancia, que al aficionado argentino le gusta mucho. Entonces miras programas que la media son 1200m, y a la gente le gusta otro tipo de careras, una carrera de 2500 por ejemplo, donde se ve muy bien la mano del cuidador y la mano del jockey. No cualquiera es capas de correr 2500 m. En una carrera de 1000m cualquier caballo con un poco de velocidad se luce. Pero 2500 m tiene que tener genética, preparación, fondo y un jockey que lo administre sobre 2500 m, ahí se ve todo. Es mas difícil pero es la que mas gusta.

¿Tiene que ver con la cantidad de caballos?

No es por la cantidad de caballos, la gente disfruta cuando son pocos pero buenos.

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